Se estima que en 2014 más de dos mil millones de teléfonos móviles fueron vendidos en todo el mundo. De ellos, más de mil millones se estima que eran teléfonos inteligentes. Asimismo, se estima que un masivo 87% de la población del mundo ahora utiliza teléfonos móviles. Estas son cifras impresionantes, pero ¿cuántos de nosotros hemos pensado de donde nuestros preciosos teléfonos móviles vienen y que les sucede una vez que los descartamos por un modelo más nuevo?
Cada año millones de teléfonos móviles se producen en el mundo y un número igual se desecha.
Se estima que en 2014 más de dos mil millones de teléfonos móviles fueron vendidos en todo el mundo. De ellos, más de mil millones se estima que eran teléfonos inteligentes. Asimismo, se estima que un masivo 87% de la población del mundo ahora utiliza teléfonos móviles. Estas son cifras impresionantes, pero ¿cuántos de nosotros hemos pensado de donde nuestros preciosos teléfonos móviles vienen y que les sucede una vez que los descartamos por un modelo más nuevo?
Cada año millones de teléfonos móviles se producen en el mundo y un número igual se desecha. En la gran mayoría de los casos estos teléfonos desechados trabajan perfectamente. Sin embargo, como todos los productos tecnológicos estos días, los teléfonos tienen incorporada la obsolescencia tecnológica (exigimos el último modelo o la última actualización) así como la obsolescencia estética (exigimos la última moda o el diseño).
A pesar de su tamaño extremadamente pequeño y lo simple que lucen, los teléfonos móviles son piezas inmensamente complejas de la tecnología con muchos, muchos componentes. Si nos detenemos a pensar en ello por un momento todos estos productos necesitan abastecimiento: las materias primas necesarias para producirlos se necesitan extraer de la tierra, éstas necesitan trabajarse para luego poder ensamblar el teléfono. El teléfono tiene una "vida" cuando está en nuestras manos. Con el tiempo se "muere" cuando lo abandonamos. En promedio, sólo mantenemos nuestros teléfonos por un período máximo de dieciocho meses antes de decidirnos a actualizarlos.
Para la mayoría de nosotros la colocación de un teléfono no deseado en la basura, es el fin del asunto, pero ¿qué le sucede a nuestro viejo teléfono una vez que nos hemos librado de él? Para muchos de los teléfonos su vida termina en los tiraderos municipales y actualmente se estima que 150 millones están siendo tirados a la basura cada año a nivel mundial. Tal vez más optimista, al menos igual número de teléfonos móviles se reciclan, sus partes valiosas se recuperan y se transforman en piezas para los nuevos teléfonos. Sin embargo, este hecho no es tan bueno como aparenta. Esto es porque la mayoría de los teléfonos que se reciclan terminan en los países en desarrollo, donde los métodos de reciclaje seguros y no-peligrosos no se utilizan. Este hecho no sólo representa un grave peligro para las personas que trabajan en el reciclaje de piezas del teléfono móvil, sino que también constituye un peligro extremo para los entornos de estas zonas del mundo donde los materiales peligrosos utilizados en la producción de teléfonos móviles pueden filtrarse fácilmente en la tierra, las aguas subterráneas y la atmósfera cuando se le incinera.
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Imagen de Celulares vía Shutterstock