Las corporaciones globales están tomando en serio la amenaza del cambio climático. Una empresa alimenticia internacional prometió a principios de este año gastar 300 millones de dólares para reducir las emisiones en su cadena de suministro, unos meses antes Walmart anunció su iniciativa para eliminar millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero de su cadena de suministro. Desafortunadamente, este tipo de promesas de sustentabilidad a menudo se convierten en nada más que “llene este formulario” para cuando pasan por las cadenas de suministro.
Es por eso que a veces pienso que la sustentabilidad gradual no funciona, no está funcionando o no está funcionando lo suficientemente rápido. La sustentabilidad progresiva se basa en dos supuestos clave:
- Toda decisión empresarial tiene impactos potencialmente adversos en la salud humana, ambiental o social que los economistas denominan externalidades negativas. Las externalidades negativas pueden incluir exacerbar el cambio climático, fomentando condiciones de trabajo inseguras y ampliando el uso de productos químicos con riesgos inciertos para la salud humana.
- Si suficientes empresas grandes o compradores institucionales (agencias gubernamentales federales o estatales) consideran las externalidades negativas al tomar decisiones de compra y de estrategia comercial, junto con las preocupaciones tradicionales de negocios tales como precio, ganancia, desempeño y disponibilidad, desencadenarán el mercado el cual estará impulsado por las ganancias financieras suficientemente poderosas para mitigar las externalidades negativas.