Durante años, uno de los principales argumentos que se han hecho en contra de los cultivos transgénicos (OGM) es el temor de que, mediante la manipulación de ADN de una planta, potencialmente se podría causar problemas de salud para los consumidores. Es una preocupación comprensible, sin embargo, el consenso científico actual parece ser innegable: Cualesquiera que sean las fallas que los cultivos transgénicos puedan tener, son seguros para el consumo humano.
Durante años, uno de los principales argumentos que se han hecho en contra de los cultivos transgénicos (OGM) es el temor de que, mediante la manipulación de ADN de una planta, potencialmente se podría causar problemas de salud para los consumidores. Es una preocupación comprensible, sin embargo, el consenso científico actual parece ser innegable: Cualesquiera que sean las fallas que los cultivos transgénicos puedan tener, son seguros para el consumo humano.
Un nuevo análisis muy exhaustivo de 400 páginas de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina argumenta muy convincentemente que las últimas dos décadas de investigación no han puesto de manifiesto ningún aumento de los efectos nocivos en las poblaciones que han consumido los transgénicos. Y es importante tener clara una cosa: Esto no es simplemente otro estudio de la industria financiado por Monsanto o Dupont. La mayor parte de los 20 expertos que han participado en la elaboración de esta revisión son académicos.
En cambio, es el resultado de una revisión de más de 1,000 estudios sobre los efectos de los OGM, el testimonio de más de 80 peritos, y más de 700 comentarios públicos. Es básicamente un resumen de todo lo que la comunidad científica ha aprendido acerca de los OGM en las últimas dos décadas.
Mientras que algunos de los investigadores implicados han servido como consultores de empresas de bioingeniería en el pasado, el hecho de que el informe hizo uso de datos de miles de diferentes fuentes hace que cualquier reclamación de influencia directa de la industria sobre los resultados sean inverosímiles. A lo sumo, las organizaciones ecologistas han acusado a los autores de este estudio de diluir sus hallazgos para evitar tomar una posición firme de un modo u otro en el tema.
Los investigadores compararon los informes sobre enfermedades de los EE.UU. desde los años 90 con los de Europa, donde los cultivos transgénicos no son consumidos ampliamente, y no se encontró absolutamente ningún patrón de enfermedad a largo plazo que indique un aumento en la enfermedad que coincida con la introducción de los cultivos transgénicos. No hubo correlación demostrable entre el consumo de OGM el desarrollo del cáncer, la obesidad, la diabetes tipo II, enfermedad celíaca, alergias a los alimentos o el autismo.
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Imagen de tractores en cultivos de patatas: Wikipedia