Las microperlas, esas pequeñas cuentas de plástico incluidas en los productos de cuidado personal para aumentar el poder exfoliante, han sido populares desde hace varios años con un número creciente de empresas que las incluyen furtivamente en la pasta de dientes, exfoliantes corporales, jabones y muchos más. Eso es a pesar de la evidencia de que causan importantes problemas ambientales, un problema que llevó a un número de estados a su prohibición o a considerar seriamente su prohibición con el fin de proteger el medio ambiente. Pero aún hay más: Hay evidencia de que las microperlas también son perjudiciales para la salud humana.
Las microperlas, esas pequeñas cuentas de plástico incluidas en los productos de cuidado personal para aumentar el poder exfoliante, han sido populares desde hace varios años con un número creciente de empresas que las incluyen furtivamente en la pasta de dientes, exfoliantes corporales, jabones y muchos más. Eso es a pesar de la evidencia de que causan importantes problemas ambientales, un problema que llevó a un número de estados a su prohibición o a considerar seriamente su prohibición con el fin de proteger el medio ambiente. Pero aún hay más: Hay evidencia de que las microperlas también son perjudiciales para la salud humana.
Uno de los problemas con las microperlas es que su tamaño les permite pasar a través de los sistemas de filtración destinados para atrapar los residuos y contaminantes que no queremos que se liberan en el medio ambiente. Ya sea que la gente esté tomando una ducha o cepillándose los dientes en el lavabo, el agua residual pasa a través de las instalaciones de procesamiento y las microperlas se escurren junto con el agua limpia cuando sale a las vías fluviales. A partir de ahí, llegan a los cuerpos de los pequeños animales acuáticos y comienza un proceso conocido como biomagnificación. Conforme los animales más grandes se comen a los animales pequeños contaminados con microperlas, los trozos de plástico se concentran más y más y llegan a la tierra conforme los mamíferos más grandes consumen animales como los peces grandes.
Para el medio ambiente las microperlas también plantean un problema, ya que muchas contienen sustancias químicas nocivas como los PCBs junto con otros compuestos liposolubles que se sabe que se adhieren al polietileno, el plástico utilizado en su fabricación. Además está el estrógeno, una hormona que es perfectamente segura en los niveles normales en muchos animales, pero que puede causar problemas de salud si se acumula en el cuerpo. Los problemas de salud inducidos por el estrógeno pueden incluir cambios de comportamiento en los peces machos y daños a los huevos de los peces causando deficiencias y esterilidad. Su tamaño hace que el problema sea aún peor pues como se ven a simple vista, parecen huevos de peces, una sabrosa comida que es disfrutada por muchos animales acuáticos: Es como ofrecer un pastel de chocolate mezclado con veneno.
Los seres humanos se enfrentan a algunos retos de las microperlas también. Algunos profesionales de la odontología afirman que pueden contribuir a las acumulaciones de placa, sarro y gingivitis pues quedan atrapadas bajo las encías, aunque las grandes industrias remarcan que ningún estudio ha confirmado estas afirmaciones y que no hay nada definitivo en el problema de las microperlas. El problema más crítico es la biomagnificación, pues conforme la gente come pescado contaminado con microperlas, consumen PCBs, estrógenos y otros compuestos absorbidos por las diminutas perlas.
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Imagen de cepillo con pasta dental vía Shutterstock