El pasado 25 de abril Nepal fue golpeado por un terremoto de magnitud 7,8. Pero al igual que a los temblores, el país también es vulnerable al cambio climático, una combinación que hace más difícil construir la resiliencia y la preparación ante riesgos.
Conforme las temperaturas medias se elevan en el sur de Asia, la temporada del monzón ha cambiado, dando lugar a precipitaciones más erráticas y aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra que pueden cobrar vidas y la producción de alimentos.