Las últimas décadas han traído una explosión global de la electrónica con un enorme impacto en la calidad de vida y las comunicaciones, así como en la economía mundial.
Pero como la mayoría de los grandes cambios inducidos por el hombre, hubo consecuencias no deseadas, principalmente en la forma de montañas de residuos que resultaron como productos obsoletos y arrojados al fin sólo para ser reemplazados por otros con una igualmente corta vida.