El teórico evolucionista Stephen Jay Gould es famoso por describir la evolución de los seres humanos y otros seres conscientes como un accidente fortuito de la historia. Si pudiéramos retroceder millones de años y "correr la cinta de la vida otra vez", reflexionó, la evolución podría seguir un camino diferente.
El teórico evolucionista Stephen Jay Gould es famoso por describir la evolución de los seres humanos y otros seres conscientes como un accidente fortuito de la historia. Si pudiéramos retroceder millones de años y "correr la cinta de la vida otra vez", reflexionó, la evolución podría seguir un camino diferente.
Un estudio de biólogos de la Universidad de Pennsylvania ahora proporciona evidencia de que Gould estaba en lo correcto a nivel molecular: La evolución es tanto impredecible como irreversible. Simulaciones de una proteína en evolución muestran que las mutaciones genéticas que son aceptadas por la evolución, dependen normalmente de las mutaciones que se presentaron anteriormente y las mutaciones que se quedan son cada vez más difíciles de revertir al paso del tiempo.
El equipo de investigación está formado por investigadores postdoctorales y los autores principales Premal Shah, David M. McCandlish y el profesor Joshua B. Plotkin, todos del Departamento de Biología de la Escuela de Artes y Ciencias de la Universidad de Pensilvania. Ellos reportaron sus hallazgos esta semana en la edición temprana de las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.
El estudio se centra exclusivamente en el tipo de evolución conocida como selección depurativa, que favorece las mutaciones que no tienen efecto, o sólo un efecto pequeño, en un entorno fijo. Esto es en contraste a la evolución por adaptación, en la que se seleccionan mutaciones si aumentan la aptitud de un organismo en un nuevo entorno. La selección depurativa es, por mucho, el tipo más común de selección.
"Es la forma más simple, más aburrida de evolución que uno se puede imaginar", dijo Plotkin. "La selección depurativa sólo pide a un organismo el hacer lo que está haciendo y que siga haciéndolo bien".
Como un modelo evolutivo, el equipo de Penn usó la proteína bacteriana argT, para la que se conoce su estructura tridimensional. Su pequeño tamaño significa que los investigadores pudieron predecir con fiabilidad cómo una mutación genética determinada podría afectar la estabilidad de la proteína.
Lea el artículo completo en University of Pennsylvania via EurekAlert.
Imagen de hombre y mujer vía Shutterstock
